Actualizado: 3 sept 2020
Desde hace mucho tiempo, parece que algo terrible se asoma en el mundo y no somos capaces de frenarlo. El cambio climático, el aumento de las desigualdades, la fijación por el poder o una pandemia global son sólo algunas pinceladas de los peligros que debe hacer frente nuestra generación. Y las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) deben ser conscientes y estar preparadas. Hay mucho por hacer.
Dentro de esta corriente adversa, las violaciones de derechos humanos no sólo no se reducen, sino que aumentan, especialmente en países sin libertades. Pero es en los contextos más represivos donde encontramos actos de incidencia, muchos protagonizados por mujeres, que pese a la presión y al desaliento, lanzan mensajes muy potentes para la rendición de cuentas.
Algunas de ellas reclaman elecciones limpias, otras buscan justicia por sus familiares desaparecidos y otras quieren que mañana no haya “ni una menos”. Hoy os traigo tres ejemplos de actos de incidencia liderados por mujeres con la esperanza de que sirva de inspiración a las ONG que buscan crear campañas innovadoras y vinculadas con la actualidad donde ellas lleven la voz cantante.
1. Resiliencia frente a la brutalidad de Lukashenko

Un grupo de amigos y familiares se congrega frente a un centro de detenciones en Minsk. Al menos 7.000 personas han sido encarceladas en cinco días de protesta contra la victoria de Lukashenko. Los bielorrusos creen que ha habido fraude y piden repetir las elecciones. Lejos de escuchar las demandas, Lukashenko escoge la vía de la represión.
Es a ese centro donde acuden por primera vez mujeres bielorrusas, vestidas de blanco y portando flores, para condenar la brutalidad policial. Pero poco a poco van adquiriendo mayor relevancia en las manifestaciones. Participan en cadenas humanas y marchas pacíficas que se multiplican en el país. No sabemos si son conscientes de todo lo que arriesgan. Las personas que logran salir de la cárcel denuncian torturas salvajes.
No por casualidad tres son las mujeres que lideran el bloque de la oposición: aunque Svetlana Tikhanovskaya y Veronika Tsepkalo han tenido que abandonar el país, Maria Kolesnikova ha decidido quedarse gracias a esa sororidad espontánea y pese a las continuas amenazas que recibe. El carácter femenino también puede apreciarse en internet donde, bajo la etiqueta #she4belarus, bielorrusas de todo el mundo se suman a las peticiones de transparencia electoral.
2. Las últimas palabras
El pasado 30 de agosto fue el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzosas y el movimiento The Syria Campaign organizó un acto de incidencia en Berlín. Desde el 2011, miles de personas opositoras al presidente sirio Bashar Al Asad han sido arrestadas y la gran mayoría se encuentran en paradero desconocido. Pero lo que prepararon el pasado 28 de agosto iba más allá de una mera manifestación.
Esperaron a la noche y proyectaron, sobre la fachada de la embajada siria en la capital alemana, un vídeo de menos de dos minutos y medio con los testimonios de familiares de personas desaparecidas. Eran las hijas, las madres, las mujeres que relataban a cámara los nombres de sus seres queridos y la fecha de su desaparición.
A continuación, pronunciaban sus últimas palabras:
“Limpié la casa y todo está perfecto. Te estoy esperando”
“No estés triste, estaremos pronto juntos en la plaza de la libertad”
“Mamá, prepara la comida para que comamos juntos”
Al final del vídeo, el rostro de Bashar Al Asad acababa simbólicamente entre rejas junto al mensaje: Justicia debe ser la última palabra.
Aunque queda un largo camino por recorrer para lograr que los responsables rindan cuentas, este tipo de acciones busca desafiar el relato predominante sobre lo acontecido en ese país durante los últimos años. Un mensaje breve pero potente y proyectado en un lugar simbólico para los miles de sirios refugiados en Alemania.
3. Y la culpa no era mía
Remontándonos un poco más atrás en el tiempo, antes de que la pandemia nos metiera a todas en casa, Las Tesis chilenas creaban a finales del 2019 un himno feminista que se hacía viral. Ocurría el 20 de noviembre en la plaza Aníbal Pinto de Valparaíso.
“El patriarcado es un juez que nos juzga por nacer y nuestro castigo es la violencia que no ves” empezaba la primera estrofa. La puesta en escena era muy potente: alineadas en filas y columnas, como si fueran un ejército, pero al mismo tiempo con vendas negras en los ojos, representaban la vulnerabilidad frente al “estado opresor” del que habla la letra.
“Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía…”. Aunque el mensaje era claro y directo, la ropa de l@s participantes también transmitía muchas cosas. Vestidas con el ombligo al aire, con escotes desbocados, con minifalda… se buscaba desafiar el discurso de que las víctimas de la violencia machista son culpables por usar indumentaria provocativa.
La lista de las ciudades que replicaron el himno es tan larga que no cabe en este post.
Y hasta aquí el post sobre mujeres e incidencia.
Espero que te haya servido de inspiración.
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